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domingo, 1 de marzo de 2015

Me gustaría ser…

Desafortunadamente para mí, soy una persona común y corriente. Por más especial que intente ser, por más diferente que piense yo que soy a los demás, por más atípica que piense que sea mi existencia para los demás. Todo eso es falso. Infortunadamente o afortunadamente, soy una persona normal, sin ningún tipo de talento especial.

No tengo habilidades que hagan sentir mal a otras personas, y mis palabras no son afiladas como dagas. Así que en general no soy una de esas personas que te puedan hacer gran daño con palabras. Mi fuerte en realidad es ignorar y quedarme callado. Pero sin duda me gustaría ser diferente. Me gustaría ser de esas personas malditas que se burlan en la cara de los demás por cualquier motivo estúpido, o por el simple hecho de sentirse superior.

De esos hijos de furcia que se tira pedos en los ascensores y mantienen perfectamente la compostura como si nada hubiera pasado o nada hubiera salido de su ano. Me gustaría ser de esas personas que hacen incomodar a las otras con preguntas demasiado directas. Alzarle la falda a las mujeres sin temer a una cachetada porque realmente no me importe un carajo si me cachetean o no.

De esos que se burlan del Ché Guevara en un salón de clase de Comunicación Social, Artes, o Ingeniería. Sin temer a nadie ni temer represalias en mi contra. Ser de esas personas que le digan al profesor que se equivoco en cierto ejercicio de una manera cruel y altanera con el único objetivo de dejarle mal parado en frente de la clase.

Comer en los salones de clase, fumar en el metro, quitarme la camisa en el trabajo y manosearme las tetillas mientras observo con cara de depravación a mis compañeras de trabajo. Quitarle un dulce a un niño, morderlo, y arrojarlo lo más lejos que mi brazo humanamente lo permita.

Quisiera ser... un maldito.


lunes, 20 de mayo de 2013

¿Quejándote a toda hora? Ven aquí...

Te odio.

Cuando la vida te llama a rendir cuentas, a veces te llevas una gran jodida sorpresa. Muchas personas actúan de una manera tal que simplemente deja demasiado que desear; y son esas personas las que más se quejan, de su destino, cuando han sido artífices del mismo todo el tiempo. Esas personas son sin duda alguna las más molestas, las más desubicadas, las menos agradables, y las con que nadie quiere pasar tiempo.

Y es que está bien quejarse, ¡está bien!, lo que no está bien es sobre-quejarse por absolutamente todo. Yo lo admito, yo me quejo mucho y por muchas razones estúpidas y sin sentido, pero al fin y al cabo me quejo e inmediatamente me convierto en una de las cosas que odio. Lo siento, no soy perfecto, es más, soy creo que el único ser tan disfuncional en mi hogar.

Cuando salgo a la calle, todos los días ves gente quejándose  del gobierno, del alcalde, del gobernador, de los concejales  de la basura, de los precios, del sol, de la luna, del tráfico, etc. Muchas cosas, muchas cosas que se presumen importantes en nuestra vida cotidiana; esas cosas molestas que tienen las ciudades. Y entonces empiezo a reír, reír de sus quejas y melindres, y pienso en mis adentros que los odio.

Y bueno... supongo que eso es todo lo que pienso de los "quejetas". Nada. A pesar que los odio, intento ignorarlos, claro a veces se torna misión imposible.

domingo, 5 de mayo de 2013

Obsesivo

Soy una de esas personas raras que se fijan en todos y cada uno de los pequeños detalles de la vida, soy de esos que se quedan viendo las materas de la casa para observar las plantas y toda la pequeña vida que las rodea. Soy un enfermo con mis plantas, las miro, las detallo, las toco, las huelo y puedo quedarme 1 o 2 horas enteras apreciándolas. Y es que me encanta la herbología, y la vida y los pequeños insectos de colores que veo en ellas.

Y soy igual en todas las cosas en  las que me fijo. Es raro porque a pesar de ser un tipo relajado resulta que soy muy prolijo para algunas cosas. Soy de esas personas que no se conforman con una palabra hasta haberla escrito bien, y me molesta mucho cuando escribo una palabra y me toca escribirla 3 o más veces puesto que me equivoco y no la escribo de manera correcta, o cuando estoy friendo papas, detesto ver papas montadas una encima de la otra mientras se fríen, si no están todas al ras de la olla, no estoy contento.

También detesto enormemente cuando el plato de comida no queda bien ordenado, las papas deben de ir a un lado, el arroz por el centro o tomando la mitad del plato, y la ensalada o la carne abajo de las papas, de no ser así, la comida se me amarga, igual que mi genio. Detesto las cosas mal organizadas, pero es paradójico, puesto que mi cuarto es un maldito campo de batalla, con ropa, empaques de dulces en el piso, y demás cosas regadas por el suelo.

Detesto que mi cabello quede desordenado cuando me peino, por eso lucho por minutos para que ningún mechón quede fuera de lugar, obviamente a mi no se me para... el pelo, por eso luego de luchar para peinarme cuando salgo a la calle ya mi cabello esta abajo, durmiendo, acostado, es un maldito pelo de coreano.

El otro día haciendo pizza en mi casa me puse obsesivo con el jamón y los champiñones, puesto que siempre veía espacios vacíos entre los ingredientes, y pasé cerca de 20 minutos colocando champiñones y pedacitos de jamón donde me parecía que habían espacios en blanco, de hecho fue algo bastante desesperante puesto que a la final me tuve que comer la pizza con pedazos en blanco que nunca me pude explicar de donde mierda salieron.

Y toda mi vida ha sido así, siempre busco hacer las cosas de la manera más perfecta posible y a la final me frustro porque me doy cuenta que soy realmente un pésimo perfeccionista y de cualquier manera siempre dejo las cosas a medio andar. Me odio a mi mismo, paz.