Como ya muchos saben, soy una persona con cierta cantidad de mala suerte; cuando me refiero a mala suerte es mala suerte, suerte de mierda. Todos los días opto por persignarme, hacer la danza del pollo, llevar ofrendas a los dioses, pisar tres veces con el pie derecho antes de salir de mi hogar, no pisar las lineas divisorias de las baldosas de la calle (No soy supersticioso, ni mucho menos creyente en religiones), el hecho es que todos los días intento buscar formas de que mi suerte cambie.
Hoy estaba decidido a salir sin tener contratiempos, me preparé mentalmente para el hecho, me puse unas botas de combate que dificultan mucho perder el equilibrio o doblarse los tobillos, y respiré profundo decidido a ir a visitar a mi hermosa novia. Estúpido era pensar que hoy no tendría contratiempos, la mala leche no es buena, es agria como la sourcream, y me persigue a donde voy.
¡Me caí!, maldita sea, ¡me caí! ¿cómo me caí? subiendo a casa de mi novia, ¿de que manera? pisando una camisa vieja en el suelo. No osen a preguntarme cómo carajo me pasó, pero de hecho me pasó, maldigo mi suerte cada vez que respire un chino, mis manos no recibieron mayor daño, y tampoco mis piernas, pero si el hecho de que tengo mala suerte, eso sencillamente me jodió bastante. Camisa troll; lo interesante del asunto es que eso no lo es todo, bajando de la casa de mi novia estrellé mi cabeza contra el techo del todo-terreno donde iba, la puta madre. Encima de eso me monto al bus sólo para seguir sufriendo, conforme que lo tuve que esperar por 40 minutos, volví a golpear mi maldita frente con la entrada del mismo. Odio medir 1.84 (1.86, contando con el grosor de la suela de mis botas de combate ), sentado en un maldito asiento pequeño con un hombre que le costaba enormemente cerrar un poco las putas piernas para dejar que las personas de cierta forma se puedan sentar de una manera un poco más cómoda; más un maldito piernas largas como yo, ¡no! el hijo de sus siete mil putas pensaba que tenía cojones de 4 kilos y medio cada uno, haciendo mi viaje infeliz y doloroso. Mis rodillas son un mar de dolor y son marca "Marcopolo", puesto que las letresitas de mierda se me quedaron marcadas en las mismas, lo puedo jurar.
Mi desgracia siguió cuando llegué a mi destino bajo una llovizna molesta, darme cuenta que se me habían perdido moneditas que tenía en mi bolsillo de atrás, y de paso tener que caminar varias cuadras para llegar a mi casa, para completar tener que aguantarme a un habitante de la calle mal oliente pidiéndome insistentemente dinero, "Mono, mono, ¿me va a regalar alguna monedita mono?", no es que sea un pre juicioso ni que sea despectivo con las personas, pero soy sincero, me ofende enormemente que me pidan dinero en la calle, no por ser un bastardo de mal corazón ni mucho menos, sino porque sé que se lo van a gastar en piedra(droga) [¡Y eso que no soy pre juicioso eh!], el hombre caminó a mi lado aproximadamente 3 cuadras largas, pidiéndome insistentemente dinero, incluso proponiéndome tratos, "Mono deme pues la monedita, vea me da 1000 y yo le devuelvo 500", creo que también me molestó el hecho de que el mendigo tenía más dinero que yo. Finalmente se cansó de seguirme con un mal humorado: "Todo bien, no me de las moneditas, no baje para el ranchito pirobo.", un hombre grosero, mal oliente, y con más dinero en sus manos que yo, un bastardo total, como buen colombo-venezolano que soy le respondí atentamente con un: "Todo bien careximba.".
Entonces llego a mi casa, mojado, sin dinero, con la moral por el suelo, y con el vivo recuerdo de la vergüenza y la desesperanza por ser un chico con mala suerte.
Amigos, amigos, amigos, tengo mala suerte...