Lo primero que diré es que mi vida ha sido un tanto inestable; acelerada en unos casos y lenta y calmada en otros, lo que ocurre es que desde pequeño fui un niño un tanto especial, prefería pasar más tiempo con mis juguetes que con amigos u otros niños, en realidad, yo no tuve amigos hasta antes de los 6 años.
No era porque yo fuera antisocial, bueno, sí, lo era, yo diría que era porque detestaba a las personas más bien. Además yo personalmente me divertía más estando solo en mi cuarto jugando con mis juguetes y figuras de acción que con otros. ¿Motivo? Indeterminado aún… supongo que así nací, nada que hacer al respecto.
Mi primera infancia transcurrió de manera tranquila y repetitiva, hacía casi exactamente lo mismo todos los días. Levantarme temprano, pedir desayuno, ver caricaturas, bañarme, cepillarme los dientes, comer el almuerzo (cereal), jugar con mis muñecos, comer la cena (coladas, o cereales), seguir jugando con mis muñecos, ver más caricaturas, ver el fútbol con mi madre, y… jugar con mis carritos. De vez en cuando, pero muy de vez en cuando jugaba con mis hermanas mayores, algunos de esos juegos locos y pasados de tono que se inventaban, y muy, muy, muy de vez en cuando jugar con algún vecino de mi edificio.
Me encantaba mirar por la ventana de mi apartamento solo para ver las palomas, aunque en las materas de mi casa había una planta que producía un olor nauseabundo a clorofila que yo detestaba; me sobreponía a esa situación sólo para pararme en la ventana y observar todo lo que pasaba en el mundo exterior.
A veces salía del apartamento porque mi madre me sacaba a jugar pelota con ella, creo que eran unos momentos mágicos de felicidad, me encantaba jugar con mi madre. Cabe destacar que yo nunca he sido demasiado demostrativo con mis sentimientos, y tampoco he sido cariñoso, pero cuando era chico mi madre sí era cariñosa conmigo, bastante, también era muy sobre protectora Creo que jugar con ella era muy en el fondo era mi demostración de afecto, aunque de hecho suene raro, no tiene nada que ver, pero bueno. Así pensaba yo.
A veces mi madre salía a comprar víveres y me dejaba solo en el apartamento, ella podía y confiaba en que de hecho podía hacerlo a pesar de mi corta edad, porque siempre fui extremadamente tranquilo y sereno. Aunque para mí era mortal, yo sentía que se me iba parte del alma cuando mi madre se iba, no me sentía completo, me sentía mal y perdido.
Mi madre también en el fondo es como yo, bastante independiente, nunca necesitó demasiadas amistades, nunca conversó demasiado con muchas personas, creo que le tomé esa actitud como mía, por encima de cualquier gen que posiblemente me haya pasado a través de su ADN, no sé si mi madre posiblemente en algún momento de su vida se haya sentido sola, pero solo sé que yo sí me sentía solo a veces cuando ella no estaba. Eso lo tengo bastante claro y grabado en mi mente, sin mi madre, yo solo era una coraza, una cáscara vacía, llena de temores y angustias a pesar de mi corta edad.