Mostrando las entradas con la etiqueta Madre. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Madre. Mostrar todas las entradas

lunes, 20 de mayo de 2013

Remembranzas


Lo primero que diré es que mi vida ha sido un tanto inestable; acelerada en unos casos y lenta y calmada en otros, lo que ocurre es que desde pequeño fui un niño un tanto especial, prefería pasar más tiempo con mis juguetes que con amigos u otros niños, en realidad, yo no tuve amigos hasta antes de los 6 años. 

No era porque yo fuera antisocial, bueno, sí, lo era, yo diría que era porque detestaba a las personas más bien. Además yo personalmente me divertía más estando solo en mi cuarto jugando con mis juguetes y figuras de acción que con otros. ¿Motivo? Indeterminado aún… supongo que así nací, nada que hacer al respecto. 

Mi primera infancia transcurrió de manera tranquila y repetitiva, hacía casi exactamente lo mismo todos los días. Levantarme temprano, pedir desayuno, ver caricaturas, bañarme, cepillarme los dientes, comer el almuerzo (cereal), jugar con mis muñecos, comer la cena (coladas, o cereales), seguir jugando con mis muñecos, ver más caricaturas, ver el fútbol con mi madre, y… jugar con mis carritos. De vez en cuando, pero muy de vez en cuando jugaba con mis hermanas mayores, algunos de esos juegos locos y pasados de tono que se inventaban, y muy, muy, muy de vez en cuando jugar con algún vecino de mi edificio. 

Me encantaba mirar por la ventana de mi apartamento solo para ver las palomas, aunque en las materas de mi casa había una planta que producía un olor nauseabundo a clorofila que yo detestaba; me sobreponía a esa situación sólo para pararme en la ventana y observar todo lo que pasaba en el mundo exterior. 

A veces salía del apartamento porque mi madre me sacaba a jugar pelota con ella, creo que eran unos momentos mágicos de felicidad, me encantaba jugar con mi madre. Cabe destacar que yo nunca he sido demasiado demostrativo con mis sentimientos, y tampoco he sido cariñoso, pero cuando era chico mi madre sí era cariñosa conmigo, bastante, también era muy sobre protectora  Creo que jugar con ella era muy en el fondo era mi demostración de afecto, aunque de hecho suene raro, no tiene nada que ver, pero bueno. Así pensaba yo. 

A veces mi madre salía a comprar víveres y me dejaba solo en el apartamento, ella podía y confiaba en que de hecho podía hacerlo a pesar de mi corta edad, porque siempre fui extremadamente tranquilo y sereno. Aunque para mí era mortal, yo sentía que se me iba parte del alma cuando mi madre se iba, no me sentía completo, me sentía mal y perdido.

Mi madre también en el fondo es como yo, bastante independiente, nunca necesitó demasiadas amistades, nunca conversó demasiado con muchas personas, creo que le tomé esa actitud como mía, por encima de cualquier gen que posiblemente me haya pasado a través de su ADN, no sé si mi madre posiblemente en algún momento de su vida se haya sentido sola, pero solo sé que yo sí me sentía solo a veces cuando ella no estaba. Eso lo tengo bastante claro y grabado en mi mente, sin mi madre, yo solo era una coraza, una cáscara vacía, llena de temores y angustias a pesar de mi corta edad.

martes, 4 de septiembre de 2012

Mi madre y yo

Todos los días recuerdo mis momentos especiales del pasado, recuerdo los juegos de niños, el colegio, mis amigüitos (con diéresis adrede) y cosas especiales que me sucedieron. Pero sin duda alguna, una de las cosas que más recuerdo de mi infancia fueron las coñazas o cagadas a palos o reventadas de orto que me propinaba mi madre, correazos con ira, golpes en los brazos, latigazos por ese culo y demás maneras de castigo; castigo psicológico y verbal.

Fue una etapa un tanto dura pero sin duda alguna memorable, después de todo, son momentos íntimos que forman parte crucial de mi relación con mi madre, de hecho, le doy las gracias... inclusive pienso que eso es lo que ha necesitado la gran mayoría de jóvenes en la actualidad, coñazos y maltrato verbal, obviamente sin excederse claro está.

Los niños fresita de la actualidad, de esos que les gusta Justin Bieber, que montan fotos a las redes sociales prácticamente desnudos solo para obtener "likes" algo que si lo miras desde un punto de vista normal, la verdad son más inútiles que las tetas de los hombres; A menos claro que seas actor porno o algo así, esos que les gritan a sus mayores, esos que se la quieren dar de graciositos a toda hora, esos que no entienden un "No" por respuesta, ésos malcriados hijos de puta, ésos... Ellos son gente que sin dudarlo un minuto, deberían haber recibido más palos que gata ladrona, como dice mi mamá.

Cuando mi madre estaba a punto de pegarme correazos siempre la atmósfera de mi cuarto se tornaba pesada, y a veces contagiaba la atmósfera de la casa entera, el morbo del momento era súper fuerte. Mi mamá siempre se paraba en la puerta de mi cuarto con una mano en la cintura y con el brazo libre relajado apuntando hacia abajo, obviamente con el cinturón preparado y listo para la acción; lo que me hace recordar que siempre ponía la cara de mayor seriedad que he visto en mi vida en una persona, una cara más intimidante que la de cualquier ser vivo. El ritual casi siempre era el mismo, me observaba durante todo el proceso de recoger mi cuarto, encontrar el zapato perdido, preparar la ropa para el colegio del día siguiente o cualquier mierda que me había repetido durante días y no me había dado la regalada gana de hacer. 

Y cuando finalmente yo concretaba mi tarea, pensando que me había salvado, mi madre empezaba a recordarme las mil y una veces que me había dicho lo que tenía que hacer. Hasta que finalmente luego del discurso y la reprendida verbal respectiva, comenzaba finalmente la acción. Correazos van y correazos vienen, se volvía una bestia, me repetía una y otra vez que me lo había advertido y gritaba mi error acompañado de la melodía del sonido a latigazo, mis gritos y mis lágrimas derramadas en toda mi habitación.

Finalmente abandonaba mi habitación, no sin antes hacerme la advertencia de rigor y así concluir otra paliza más que seguramente quedaría en mi recuerdo durante varios meses, o incluso meses, y la verdad hasta años. Pero yo era un niño fiel a mis creencias, por lo tanto, volvía a caer en el mismo círculo vicioso una y otra vez. A mi me parece que en algunos casos mi madre lo disfrutaba, era des estresante para ella, en algunos casos, mis hermanas se metían en medio y me rescataban, en otros casos mi fortuna era bastante desafortunada valga la redundante frase y no había humano que me pudiese rescatar de mi destino inexorable, una paliza agria y bastante energética. 

A todas estas quiero a mi madre y aprecio todo lo que hizo por mí, ojala hubieran más madres como ella, pero la sociedad actual esta en declive, los valores se van perdiendo y los psicólogos son cada vez más caprichosos, todo parece indicar que cada día seguirán surgiendo padres de mierda hasta que todos seamos humanos carentes de valores y sentido común y se acabe el mundo.