martes, 4 de septiembre de 2012

Mi madre y yo

Todos los días recuerdo mis momentos especiales del pasado, recuerdo los juegos de niños, el colegio, mis amigüitos (con diéresis adrede) y cosas especiales que me sucedieron. Pero sin duda alguna, una de las cosas que más recuerdo de mi infancia fueron las coñazas o cagadas a palos o reventadas de orto que me propinaba mi madre, correazos con ira, golpes en los brazos, latigazos por ese culo y demás maneras de castigo; castigo psicológico y verbal.

Fue una etapa un tanto dura pero sin duda alguna memorable, después de todo, son momentos íntimos que forman parte crucial de mi relación con mi madre, de hecho, le doy las gracias... inclusive pienso que eso es lo que ha necesitado la gran mayoría de jóvenes en la actualidad, coñazos y maltrato verbal, obviamente sin excederse claro está.

Los niños fresita de la actualidad, de esos que les gusta Justin Bieber, que montan fotos a las redes sociales prácticamente desnudos solo para obtener "likes" algo que si lo miras desde un punto de vista normal, la verdad son más inútiles que las tetas de los hombres; A menos claro que seas actor porno o algo así, esos que les gritan a sus mayores, esos que se la quieren dar de graciositos a toda hora, esos que no entienden un "No" por respuesta, ésos malcriados hijos de puta, ésos... Ellos son gente que sin dudarlo un minuto, deberían haber recibido más palos que gata ladrona, como dice mi mamá.

Cuando mi madre estaba a punto de pegarme correazos siempre la atmósfera de mi cuarto se tornaba pesada, y a veces contagiaba la atmósfera de la casa entera, el morbo del momento era súper fuerte. Mi mamá siempre se paraba en la puerta de mi cuarto con una mano en la cintura y con el brazo libre relajado apuntando hacia abajo, obviamente con el cinturón preparado y listo para la acción; lo que me hace recordar que siempre ponía la cara de mayor seriedad que he visto en mi vida en una persona, una cara más intimidante que la de cualquier ser vivo. El ritual casi siempre era el mismo, me observaba durante todo el proceso de recoger mi cuarto, encontrar el zapato perdido, preparar la ropa para el colegio del día siguiente o cualquier mierda que me había repetido durante días y no me había dado la regalada gana de hacer. 

Y cuando finalmente yo concretaba mi tarea, pensando que me había salvado, mi madre empezaba a recordarme las mil y una veces que me había dicho lo que tenía que hacer. Hasta que finalmente luego del discurso y la reprendida verbal respectiva, comenzaba finalmente la acción. Correazos van y correazos vienen, se volvía una bestia, me repetía una y otra vez que me lo había advertido y gritaba mi error acompañado de la melodía del sonido a latigazo, mis gritos y mis lágrimas derramadas en toda mi habitación.

Finalmente abandonaba mi habitación, no sin antes hacerme la advertencia de rigor y así concluir otra paliza más que seguramente quedaría en mi recuerdo durante varios meses, o incluso meses, y la verdad hasta años. Pero yo era un niño fiel a mis creencias, por lo tanto, volvía a caer en el mismo círculo vicioso una y otra vez. A mi me parece que en algunos casos mi madre lo disfrutaba, era des estresante para ella, en algunos casos, mis hermanas se metían en medio y me rescataban, en otros casos mi fortuna era bastante desafortunada valga la redundante frase y no había humano que me pudiese rescatar de mi destino inexorable, una paliza agria y bastante energética. 

A todas estas quiero a mi madre y aprecio todo lo que hizo por mí, ojala hubieran más madres como ella, pero la sociedad actual esta en declive, los valores se van perdiendo y los psicólogos son cada vez más caprichosos, todo parece indicar que cada día seguirán surgiendo padres de mierda hasta que todos seamos humanos carentes de valores y sentido común y se acabe el mundo.

sábado, 1 de septiembre de 2012

Tristeza y su significado.


La tristeza es un sentimiento humano, como tal, nos persigue a 
toda hora y en casi cualquier lugar del mundo la podremos 
encontrar. Es uno de los sentimientos que más comúnmente se 
expresa, y la verdad es uno de las más destructivos y 
estúpidos. Pero lo que si esta claro es que la tristeza nos ha 
afectado a todos y cada uno de los seres humanos. De eso no 
hay ninguna duda.

¿Pero que puede hacernos entristecer? bueno les contaré, el 
otro día iba caminando por la calle pensado en muchas cosas, 
en la chica que me gusta, en la vida, en mí vida, en mis 
cosas, en fin vainas mías...

Me dirigía al mercado, puesto que mi madre esa mañana me había 
pedido el favor de ir a comprar algunas cosas necesarias para 
la casa. No era la gran cosa la verdad, era una tarea 
sencilla. Lo que la hizo dificil paso mientras hacia la fila 
para pagar las cosas.

Tan solo una persona es necesaria para destruír la vida de 
otra, en un instante, en un momentito; y lo puede hacer 
incluso hasta sin querer. Un hombre cargado de pacas de 
cerveza destrozo mi vida. ¡Dejó caer 3 pacas!, o sea, reventó 
cerca de 36 cervezas de un solo golpe. 

No he podido dormir bien desde entonces, las imágenes 
horribles se han instalado en mi mente, el trauma psicológico 
durará mucho tiempo.

La vida no ha sido, ni será la misma desde entonces.