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domingo, 18 de mayo de 2014

Calidez

Su piel es cálida, sus besos hacen estragos en mi consciencia; despoja mi mente de toda duda o temor, cuando la piel de sus labios tocan mi cuerpo mis ganas de tomarla y hacerla mía aumentan a medida que sus manos tocan mi rostro. Rebosante de pasión empiezo a temblar, mis pupilas tiemblan descontroladas, cierro mis ojos y el deseo aumenta, mis manos rodean suavemente sus mejillas a medida que mi corazón se acelera y me abraza más fuerte. Me descontrolo y la beso más y más, la velocidad se incrementa, mis ganas de ella se disparan, me derrumbo en un colchón de caricias a medida que la ropa pide a gritos abandonar nuestros cuerpos.

Siento lentamente su desesperación, y me lleno de ansias. Beso su cuello y escucho un pequeño gemido que la delata, ella no abre sus ojos, beso sus mejillas, su frente, cada vez estamos más cerca, ella respira cada vez más profundo. Mis temblores permanecen y se hacen más fuertes. Mis manos recorren todo su cuerpo sin oposición y siento sus manos haciendo lo mismo.

Aún con los ojos cerrados siento como se me pone la piel de gallina y las cosas toman su curso amoroso, nuestros cuerpos arden, tanto como nuestros corazones. Nuestras almas se funden en una, y en un fuerte abrazo de amor nos convertimos en los únicos habitantes del planeta. Nos necesitamos, nos amamos como nadie; nunca será suficiente, siempre querremos más el uno del otro.

Abro los ojos y la observo sin que se de cuenta, la veo con sus ojos cerrados y muero con la belleza que posee y de la que al parecer nunca se ha dado cuenta. Acaricio su rostro nuevamente y parezco olvidar mis pensamientos carnales para con ella. Su belleza me impacta y me vuelve un ser completamente inocente y libre de malos pensamientos; aún así, mis ganas de ella siguen creciendo y procedo lentamente a hacer que sus prendas vayan cayendo. Ansioso le quito su blusa, también su brasier. Puedo ver sus hermosos pechos, puedo ver su piel, puedo ver su bello torso, puedo verla como fue traída al mundo.

No he terminado, no lo he hecho todavía... sigo recorriendo su cuerpo, y sigo haciendo que sus prendas caigan. Voy por sus pantalones y puedo verla más natural. Tiene hermosas piernas, cada prenda que le quito me va matando un poco más, me duele quitarle su inocencia, me duele que tenga la necesidad de sentir placer con tanta belleza e inocencia junta. Aún así, me siento afortunado de tenerla conmigo, que sea yo quien la haga suspirar y gritar de placer; disfruto el hecho de hacerla sentir cosas que quizás nunca había sentido antes con ningún otro. Amo sobre todas las cosas hacerla sentir bien, así sea en la carnalidad, ella merece alguien que piense primero en ella y luego en él mismo.

Las bragas finalmente seden y ella me desnuda a continuación. Finalmente nuestros cuerpos se hayan desnudos en la penumbra de la habitación, nuestro calor corporal va subiendo poco a poco y mi deseo por ella sigue aumentando de forma increíble. Aún así, crease o no, siento dolor, "me duele hacerle esto" pienso en mis adentros. No quiero arrancarle su aparente inocencia, me gusta así. Paradójicamente no me puedo detener y quiero más de ella, mi lengua hace estragos en su cuerpo mientras la humedad se acrecienta.

Y llega finalmente la hora que muchos esperan pero la cual yo tanto temo, entrar en ella. Soy sincero, no me gusta entrar en ella, estar en ella es incómodo para mi. Pero, sería idiota de mi parte asegurar falsamente que no me gusta hacerlo, me encanta, soy un tonto, me contradigo demasiado, pero si la vieran pensarían lo mismo que yo; lo peor de todo es que me apoyarían. Empiezo a rozar mi cuerpo contra el suyo describiendo un movimiento singular. La humedad sigue creciendo a medida que el volumen de sus gemidos y suspiros de placer también crecen. Me vuelvo un esclavo de su ser, y mantengo mi ritmo lento y apasionado. Ella luego deseosa y ansiosa por más me hace acelerar, y luego de un tiempo, varias posiciones, y sobretodo muchas caricias, palabras, y amor, llegamos ambos al clímax y siento como ella lo disfruta al máximo, todo ese placer que me encanta generarle, nos lleva finalmente a estar tumbados en la cama, sudados, lúbricos y con nuestros corazones acelerados y nuestros cuerpos ardiendo. Nos sumimos en un abrazo de amor y acaricio su hermoso cabello y me siento en el cielo mientras su agitado ser reposa entre mis brazos. Por ese momento; me siento el rey del universo. Soy la persona más afortunada al tenerla a mi lado.

Mis pensamientos vagan, la amo, y no dudo en decirlo al igual que ella me lo dice a mi. No paro de mirar su hermoso cuerpo, tampoco me pierdo ni un instante su sonrisa llena de felicidad y satisfacción, me encanta ver esa tranquilidad y paz en su ser, es simplemente demasiado hermoso ese momento. Sus ojos cerrados me matan, pero a pesar de que los prefiero abiertos viéndome, no dudo en desear que los mantenga cerrados un poco más, porque me encanta ver la cara inocente y llena de paz y belleza que tiene cuando sus ojos no me miran, casi como si la paz que refleja a simple vista, fuese absorbida por mi ser.

¿Estaré perdiendo la cabeza por ella? Para ser sincero no me interesa si es así, a la final lo carnal es importante; es cierto es indudable, pero que sería de lo carnal si luego de que ocurre no puedo abrazarla durante un rato y acariciar su rostro. Me mata, me muero por hacerlo, me muero por ella, la amo tanto que a veces me duele. No me importa que me duela, me importa que ella este conmigo y que todo nuestro amor pueda darse sin medidas y al natural. No soy el mejor  hombre del planeta, y no se si pueda darle todo lo que a mi parecer se merece, me remuerde no saber si seré capaz de darle todo lo que quiero darle, pero de cualquier forma la amo, la amo, la amo, nunca me cansaré de decirlo. La amo con todo mi ser y fuerza que pueda haber en mi cuerpo.

lunes, 6 de agosto de 2012

Razones de sobra para pegarse 43 pajazos seguidos y morir lentamente.

Esto va para los hombres.

Si alguien te dijera que es bueno hacer juegos previos antes de tener sexo, quizás estará en lo cierto, pero por las llamas del infierno, duele. Ahora entiendo cuando te dicen "dejarte con las bolas llenas", si la calentada de pijas te quitase 1 año de vida por cada vez que te pasa, se los digo sin que me quede nada por dentro, yo ya estaría muerto desde los 16.

¡Espera! ¿Tienes amigas calienta pijas? pues entonces estas en un serio problema, un problema bastante gordo y doloroso. Es una especie de piedra en el zapato; aunque actúas como si te gustara tener "esa" piedra en el zapato. ¿A quien no le gusta que las mujeres lo toquen?, le digan cosas cochinas o bonitas (Depende de ti.), ¿a quien no le gusta que la chica se te suba encima y te empiece a acariciar?. Creo que a todos, pero, si hay algo que de verdad es una hija de putada siniestra es que luego de hacerte todo lo previamente mencionado, al querer avanzar un poco más, ellas te frenen. "Ay Fuckensio, yo no se, tu eres mi amiguito, y yo te quiero mucho así..." No tengo la necesidad de completar la frase ni mucho menos continuar, la mayoría de nosotros sabemos lo que sigue.

¿¡Pero que carajo hacer!? llega un momento en el que la "calentada de pijas" se vuelve en vez de un beneficio o un "gustico" en una maldita pesadilla, luchas con las ganas de mandar todo a la mierda y meterle tu pene sin importarte si lleva aún puestos los pantalones, porque la verdad tienes el pene tan duro que puede atravesar  hormigón. En este caso lo único que queda es tornarse serio y pedirle que se coma la "comida" que ha calentado una y otra, y otra, y otra, y otra vez.

Déjate de mierdas y pídele sexo, o en caso tal dile que: A menos que quiera completar el proceso que inició, que se detenga ya que ese tipo de jueguesitos a ti no te gustan.

Hay 4 posibles escenarios:

1- Acepta y te la tiras y descargas los 400 mililitros de semen acumulado.

2- Se detiene te mira feo y te dice que no.

3- Te golpea y te dice que no le hables.

4- Se va y deja de ser tu amiga.

Lo bueno es que si te dice que sí, la pasas bien. Tómalo en cuenta.
Si te deja de hablar, nada que hacer, hay tantos peces en el mar...

Es la única opción, es lo más sano que puedes hacer. En serio.

Sino te gusta la idea de arriesgar una amistad buena y "bonita" por cancelar la calentada de pijas, bueno, sigue, después de todo, peor es nada... (Sí, claro...)

Por cierto soy bastante hipócrita, estoy dando consejos que no sigo...

jueves, 23 de septiembre de 2010

Noche de Pasión

Ayer fue una noche que no olvidaré, me explico:


Estaba yo sentado en el mueble de mi casa y decidí ir por ella, "ella" la que me quita el sueño, la que despierta mis más primitívos y desesperados sentidos. Me levanté y fuí en su búsqueda ansioso pero también tembloroso e insegúro con mis espectativas bién en alto con respecto a ella ¿La encontraría? ¿Sería tan dulce conmigo como quisiese yo creer? Sobre todo, ¿Me gustaría? Sin hacer caso a mis dudas fuí a por ella y la busqué, y busqué pero no la encontraba. Sentía un endemoniado temor de que hubiera desaparecido de mi vida, pero, de tanto buscar ahí la vi. Cómo si me esperase, se veia reluciente, joven y boníta con un aire a dulzura y ternura desconcertantemente imposible a simple vista pero sin embargo aparente. Decidi abordarla pense que sería dificil puesto que imagine en ese entonces que ella estaría fuera de mi alcance, ¡pero no! Fue todo lo contrario. Así que, simplemete la tome suave y tiernamente con mi mano, la acaricié, la besé, sentí su templada temperatura y finalmente [Crack] le pegué un grande y sonóro mordisco que la hizo rechillar con un sonido excitante. Y me la comí; que rica estaba esa manzana...


FIN

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