El pasado es una de las cosas más hijas de puta con las que tienes que vivir, la razón, no puedes cambiarlo, por más que quieras borrarlo, disimularlo, maquillarlo, siempre estará ahí con su sable del recuerdo apuñalándote una y otra vez para que no le olvides. Ataca tu mente y tu corazón, porque sabes que a lo mejor los errores que cometiste pudieron haber sido fáciles de esquivar, o fáciles de evitar o de alguna manera podrían haber tenido mejor resolución, en el caso de haberle encontrado una.
Es como un remolino en tu cabeza, como un martillo neumático conectado las 24 horas del día, los 7 días de la semana, el cual no deja de taladrar tu psiquis. Quizás no te das cuenta nunca lo fuerte que es esa tortura que va calando año tras año que pasa luego de cometer tus errores; aunque de cualquier forma está ahí, y permanecerá por siempre presente, porque las cosas malas siempre permanecen presentes al contrario de las cosas buenas, a las cuales debes de chuparle la pija al destino para que te ocurran.
Hay quienes dicen: "El hombre mismo crea su propio destino, las personas son responsables de su propia suerte", es mierda, es falso, si fuera así, creo que mucha gente tendría deudas gigantes en una hipotética anterior vida pasada, deudas tan grandes que pondrían en pañales la deuda externa venezolana. Entonces, el hombre se hace su destino, no digo que no sea real hasta cierto punto, pero tampoco lo es todo. Hay cosas que pasan porque sí, porque el destino es jodedorsito, porque el destino es un hijo de sus mil camionadas de putas.
Recuerden, no se echen toda la culpa por su suerte, también échensela al destino, y no crean que el destino no existe, el destino existe, el problema es que se transforma cada vez que le da la regaladísima gana poniéndonos en situaciones de mierda en los momentos menos oportunos.
Con amor, Christian.
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