Nicolás Maburro Moros, nació en
el mes de Septiembre del año 1962 el primer día de luna llena, en Santa Cúcuta, estado Cúcuta, separado de
Venezuela en el año 1963 por diferencias políticas entre el gobernante del
estado súper venezolano Elkin Andres Jaramillo Mena y los Estados Unidos de
Venezuela posteriormente adherido a la República de Colombia a los 360 días del
hecho; producto de un escupitajo de asno, que recibió doña María Moros gracias
a una serie de descuidos mientras con mucha parsimonia intentaba sacar la ropa
a secar en su solar. Un niño de tez morena, rechoncho, y con tan pocas
esperanzas de ser bonito, que su madre tuvo problemas para dormir durante unos
cuantos meses; no por el llanto copioso y abominable de Nicolás, sino por su
apariencia vomitiva y desesperante a la vista, finalmente vio el mundo.
A los 5 años cumplidos era uno de
los niñitos más traviesos y simpáticas…simpáticos* del barrio, le encantaba
jugar a la R, también jugaba a la R telenovelas, jugaba al escondite y a besar
a sus amigos en el cuello antes de cantar que los había descubierto; un
auténtico trolazo por donde lo mires. En el colegio Mercerdes Gomez Torres donde
estudió hasta sexto grado de educación básica siendo uno de los mejores de su clase…
claro, ¡no frunzas el ceño a modo de desconocimiento y desaprobación! Se graduó
con 7 estrellitas de honor(Los mejores estudiantes recibían 5 estrellitas como
máximo posible) y empezó la secundaria en la misma escuela, aunque rescindió de
continuar sus estudios luego de 2 meses de curso al pensar que simplemente esos
maestros simplones, poco competentes y cagarrutas del séptimo grado sección “C”
donde estaba, eran poco capaces de mejorar aún más su ya maduro y completo
intelecto.
A los 12 años cumplidos empezó su
propio negocio de venta de heladitos tipo teta, en los buses de la ruta 322 del
acopio de la cooperativa de transporte Vargas. Cuando poco a poco, y más tarde
exponencialmente, sus clientes fueron aumentando en número, Maburrito más se
fue interesando en ser alguien de valía en esta vida llena de sufrimiento y
pocas oportunidades, llena de patrañas, corrupción, escasez, problemáticas
raciales, y pobreza extrema de la cuarta república parasitaria y fascista-imperialista
venezolana. A fuerza de martillo, clavos y tablas, construyo su propio stand de
distribución “Maburrito’s inc” siendo sus helados un completo éxito entre los
conductores de microbuses de la ruta. Un mes después del inicio de sus
actividades laborales fue nombrado empleado del mes y presidente vitalicio del
sindicato de protección a los trabajadores de su empresa, producto de su arduo
trabajo y asertividad. Su vida se llenó de alegría, aunque como todo en la vida
según él, era una alegría hueca, amarga, opaca, y distorsionada por el hecho de
sufrir múltiples abusos sexuales de parte de varios conductores de la ruta que
le prometían propina e ingresos extra por los excelentes servicios que Maburro
brindaba al darles sus tetas para chupar. (Hablo de los helados.)
Llegaba a su casita pequeña pero
acogedora a entregar cierta parte de la cuota resultante de la venta de sus
tetas. Su madre incrédula y con mirada estéril observaba con desprecio las
monedas y los billetes arrugados que su hijo depositaba en sus manos. Maduro
feliz o infeliz con las ganancias del día, se dirigía a su cuarto a guardar la
parte que reunía de sus ventas y servicios “extra” detrás de uno de los
ladrillos de la pared de su habitación. Con la espera de algún día reunir suficiente
para comprar más tablas y clavos y abrir otra sucursal de su exitosa futura
franquicia. La mayoría de las veces y a tan sólo minutos después de llegar de
trabajar y mientras se encontraba recostado en su cama, llegaba uno de sus
padrastros a la habitación. Maburro empezaba a sudar y sus ojos se tornaban
vidriosos, su hora de pagar la otra cuota había llegado, su padrastro comenzaba
a desvestir a un Maburro ansioso y excitado; y pasaba…simplemente pasaba.
Maburro a los 23 años luego de
finaaaaalmente haber abandonado su casa, cansado de tanto abuso y con tres
puestos de tetas distintos a tan solo 30 metros separados entre sí, los cuales
atendía en paralelo correteando del uno al otro cada vez que llegaban clientes
a los mismos, supo que aunque estaba obteniendo una ganancia decente, solo
trabajando en una empresa de éxito relativo no podría llegar más alto de lo que pudiera
llegar a estar. Así que con decisión y nervios de acero cerró sus tres puestos,
y decidió dar un paso más grande en su carrera. Luego de conseguir el favor de
otro de sus padrastros con aparentes rasgos dudosos de ética, logró aprender a
manejar, sacar su licencia, y convertirse en conductor de uno de los metrobuses
que tanto había visto a medida que los años pasaban y su altura física
aumentaba.
Por supuesto que era uno de esos
conductores buena gente, le encantaba ayudar a las personas de la tercera edad
a montarse al bus, porque según el mismo decía, le recordaba a uno de sus
padrastros cuando lo miraban a él, decía esto mientras los ancianos asqueados y
nerviosos se sentaban en los puestos más lejanos al asiento del conductor que fuese
posible (lol). Poco a poco las personas fueron reconociéndole y su popularidad
aumentaba, sus compañeros de trabajo llenos de envidia y contrariados lo
invitaban a beber miche adulterado a ver si le ocurría algo. Sin embargo hierba
mala nunca muere, por lo tanto ninguno de esos miches piches hizo alguna mella
en su salud.
Al ser uno de los conductores que
menos demoras y reportes tenía en su memorándum, surgió su primera oferta de
empleo en una empresa grande y seria. El Metro de Caracas le tendió su mano a
un Maburro feliz y triunfador. Maburro aceptó el trabajo con su nueva empresa y
por fin tendría algo que contarle orgulloso a su madre, sin asumir obviamente
que su madre compartiría el mismo orgullo que él. Sin embargo eso era de poca
importancia.
El 3 de Febrero del año 1993 a
los 33 años de edad fue encarcelado luego de darle miche piche a uno de sus
compañeros de trabajo del Metro de Caracas mientras quería dárselas de gracioso
y MC (Main Character para los que no saben). Su compañero Víctor Andrés Mata Domínguez
fue hospitalizado por 14 días demandando a Maburro luego de ser dado de alta por
intento de asesinato con miche, hay que acotar que las autoridades públicas también
le agregaron el cargo de distorsión al orden público, por ser quien gritaba y
se reía más fuerte cuando ocurrieron los hechos que desencadenaron su ya
mencionada captura. En su estadía en la cárcel, conoció a un joven luchador e
idealista, un joven que no se comía el asado negro recalentado que le daban
como almuerzo por ser poco saludable, muy lleno de grasa, y ofensivo para los
reos. Hugo Ratael Chávez Calientes, un tal teniente-coronel del cuerpo de
blindados 43 del Ejercito Nacional de Venezuela. Inspiró e influenció
tremendamente a Maburro, prestándole libritos que conseguía de contrabando con
uno de los reos dementes el bloque 3 de la cárcel Puerto Alegre allá en
Santiago de León de Caracas. Entre los
pocos que se pueden nombrar y además comprobar que sí leyó Maburro estaban:
- “Mein Kampf” del gran escritor y comediante Alemán Adolfo Hitler
- “El Principito” de Antoine de Saint-Exupéry.
- “Mi jardín” de Antonio Díaz de Cerio de la colección Angelito
- “Ña Gordinflona y Ño Flaquinin” el cual leía en sus tiempos de estrés absoluto para calmarse.
Sus carcajadas eran tan molestas
y tan subidas de tono, que los reos en venganza lo golpeaban en las costillas
cuando iba a recibir la bandeja del almuerzo.
3 años después el 25 de Marzo del
año 1996 Maburro salió de la cárcel a comerse el mundo, y a recuperar de una
vez por todas el honor que años atrás luego de sufrir miseria, humillaciones,
hambre, y ofensas, había perdido. Volvió reencontrarse con el futuro salvador
de la República de Venezuela Hugo Chávez Calientes con quien luego de compartir
conocimientos, opiniones e ideologías llegó a conocer mejor que nadie y
reconocer como un amigo, pero sobretodo como un compañero de lucha fiel y
acérrimo con sus ideales. Juntos, mientras Maburro caminaba a su lado manoseándole
los cojones, recorrieron toda Venezuela llevando sus palabras de cambio,
frescas y reconfortantes que todo el mundo en aquel tiempo quería oír, pero que
nadie era capaz de pronunciar. Había finalmente comenzado a gestarse un cáncer
movimiento* socio-político conocido como MBR-200, con ideales de altísima
sapiencia, y muy adelantados para su época.
Un año más tarde en 1997 luego de
llevar la palabra de salvación a gran parte del territorio del país, y con la
creencia de que era hora de propiciar el cambio en el país, se fundó el partido
político sin fines de lucro MVR, o Movimiento Virtual Reality, que buscaría
llevar al país a un mundo virtual de fantasía donde todos serían amigos, sin
crimen, sin escasez, sin filas, de armonía, y prosperidad. Algo así como un Tsukuyomi
infinito menos arrecho…más criollo pues…muy parecido al plan “Tsuki no Me
Keikaku” pero no tan elaborado. Tú sabes a lo que me refiero.
Febrero 2 de 1999 Madara Hugo
Chávez*, es electo presidente de la República de Venezuela, y el país nunca
volvería a ser el mismo, mientras Obito Maburro* observaba desde las
sombras y aplaudía y se felicitaba así mismo en sus más íntimos momentos de soledad,
se dio cuenta que finalmente su momento para ser uno de los más grandes había
llegado. Sin escatimar gastos compró la mejor corbata que consiguió en Don
Regalón y se puso el flux con menos remiendos de su tío Marcos y empezó a jalar
bolas con bastante estilo, hasta que su “amigo” Chávez, cansado y con las
pelotas en las rodillas luego de tanta jaladera le ofreció un puesto en su
gabinete como dirigente político de su partido, Maburro a pesar de haber sido
uno de los miembros fundadores, nunca fue parte oficial del partido porque
seguía invitando a miche chimbo a sus compañeros del MVR, pero como todos
sabían cómo era su actitud, nadie nunca le aceptó el miche.
Maburro en sus tiempos libres
también practicaba su firma, para cuando tuviera que firmar cartas y documentos
importantes. Empezó a hacer rayas y trazos al azar durante tres horas y media
según cuenta él mismo, hasta que encontró un garabato lo suficientemente
armonioso, y practicó hacer el mismo trazo desordenado una y otra vez hasta que
lo transformó en suyo; así nace la firma de Nicolás Maburro Moros, como la
conocemos y amamos. Por supuesto que no podían faltar las horas que se grabó
hablando frente al espejo muy a lo Robert De Niro con la Handycam de su cuñado
Mauricio, a pesar que no tenía hermanos directos, su hermana por parte de uno
de sus padrastros Jessica tenía un novio, Mauricio, quien le prestó la Handycam
que ya no usaba por estar “out”. De los videos ahí logrados, seleccionaba los
que más le gustaban y los miraba comiendo Miramar, y tomando jugo frica, se
reía por horas y horas junto con la que sería más tarde su compañera
sentimental Cilia Raquel Flores Verdes. Esto para prepararse para cuando
tuviera que realizar, elaborar, o declamar discursos muy elaborados y de alto
contenido intelectual a todas las televisoras de Venezuela y el mundo.
Luego de tantos años de
jalabolismo intenso y férreo y leer 14 veces más “Mi Jardín” Maburro llegó a la
Asamblea Nacional Constituyente, como diputado, tantos años de trabajo…tanto
esfuerzo finalmente fue pagado. ¡Vaya que sí! Tomo a Cilia de la mano en Agosto
del 1999 y salió a su primera sesión como diputado de la constituyente, y convenció
a todos de su alta capacidad, tal logro sin haber soltado la mano de Cilia, ya
con la mano toda sudada y desesperada. Año 2000 finalmente coge el último
impulso hacia atrás para despegar por todo lo grande su carrera política, resulta
electo en los comicios parlamentarios de ese mismo año como diputado de la
Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela.
Un Maburro más maduro y con más
peso, decidió “Why not?” cambiar su apellido a Maduro, y se inventó el cuento
de que su abuelo era Holandés, y su tatarabuelo era de las Antillas, “quien llego como esclavo del imperio persa
en el año 1834 AC, etc, etc, bla bla”, mientras intentaba meterle en los
bolsos de sus compañeros diputados botellas de 300 ml de miche chimbo. Año 2005
y Maduro fue reelegido como diputado a la Asamblea Nacional. Sin embargo ésta
vez las cosas tendrían una tonalidad distinta, no solo por el hecho de que ya
era conocido en el gremio como uno de los más grandes políticos, y además
expendedores de miche chimbo de Venezuela, sino también porque ésta vez fue
electo: Presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela. Título que llevó con
orgullo y seriedad el resto de su ciclo como diputado, dejando malas costumbres
como hablarle al espejo, olvidarse del arroz en bajo que dejaba Cilia a su cargo
mientras recogía a Nicolás Jr. del colegio, dejar de comer el famoso asado
negro recalentado para recordar sus bonitos momentos con Hugo.
Inicios del año 2006, luego de
dejar atrás su cargo como presidente de la asamblea nacional de Venezuela, un
Maduro firme, más pesado, más viejo, más feo, y más marico, pero también más
vivo y coño ‘e madre con las bromitas del miche en los bolsos. Hizo su primer
curso de inglés básico que se encontró por suerte en una de las ediciones
especiales del periódico El Nacional, completándolo en tiempo record, 2 días, 4
horas, 37 minutos, y 7 segundos. Su marca y “milestone” personal más importante
para él. Luego de contar velozmente a Hugo su épica victoria sobre la
ignorancia, el mismo decide ¿por qué no? Darle el puesto de Ministro de Relaciones
Exteriores de Venezuela. Título que llevó con orgullo durante todo 2006 y parte
de 2007 hasta darse cuenta que nunca hizo el curso nivel medio de inglés El
Nacional que dejó puesto en el reproductor de DVD el año anterior pero que no
inició porque se acordó del arroz que Cilia dejó en bajo. Como reto nuevo
retomó el curso, aunque le costó varias semanas y frustraciones terminarlo por
los ejercicios repetitivos de pronunciación y su incapacidad para comprender la
diferencia entre “Your” y “You’re”. Lloraba y maldecía con los audífonos
puestos mientras Cilia hacía gestos de negación
y tristeza al ver a Maduro tan decepcionado.
Luego de casi 7 años de intentos
fallidos al darse cuenta Chávez de que Maduro no servía para el Inglés y
finalmente verlo rendirse penosamente a 4 capítulos de terminar el nivel medio,
decidió por su bien y salud mental, luego de haberlo conversado arduamente con
Cilia Flores, concederle otro puesto más acorde con sus capacidades y destrezas
convirtiéndose así en el primer Vice-presidente capaz de la república, según él
mismo expreso en la primera entrevista que dio en su nuevo cargo. “¡Eficiencia,
patria, socialismo, y hail hydra!”, acotó como lema al despedirse y levantarse
trotando al baño porque se estaba cagando.
Meses después una noticia movió
los cimientos más profundos de su ideología política al darse cuenta que su
amigo, compañero de lucha, y quien le prestó el libro de “Mi Jardín” que nunca
devolvió, estaba muriendo, cáncer, “Esa
enfermedad maldita que te arranca los sueños.”, pensó acongojado nuestro
querido vice-presidente. De vez en cuando, y de cuando en vez, se lo veía dirigiéndose
a la habitación de Hugo a llevarle helados teta de su propia receta, a contarle
historias de como cuando era pequeño era carpintero, a mostrarle la espada de adamantino
que había forjado en Runescape, y haciendo malabares con algunos de los
jarrones y adornos caros que se encuentran por toda la casa presidencial de
Miraflores. Siempre con lágrimas en los ojos, y con cara de estarse cagando,
porque siempre se estaba cagando, siempre la estaba cagando, la mierda siempre
estaba en su mente también, y se empezó a embrutecer cada vez más y más. Algunos
especuladores dicen que cayó más bajo que drogadicto aspirando tiza. Diciembre
de ese mismo año Chávez muere, mientras todos intentan conseguir alguna traza
de la fortuna que dejó el difundo comandante, Maduro estaba realmente triste,
cuando salió a dar la noticia casi 5 meses después luego de mucha preparación,
y añadiendo varios químicos a sus ojos lloró en cadena nacional mientras todos
los demás seguían intentando conseguir tajadas de la herencia perdida del
comandante, tal y como los niños hacen cuando rompemos las piñatas en los cumpleaños.
Maduro realmente fue uno de los pocos que no se echó Corilín en los ojos para
parecer haber llorado por horas, él…realmente lloró lágrimas de sangre,
lágrimas que salieron de su propio corazón.
19 de Abril de 2013 Maduro
resulta electo muy, muy, muy legalmente presidente número 51 de la República
Bolivariana de Venezuela, y empezó su reino de terror, venganza para quienes
usaron Corilín, y resentimiento para con sus opositores, a quienes culpó de
todos los asesinatos, robos, violaciones, desastres naturales, bajas
económicas, falta de Super Popis en los almacenes y demás desgracias ocurridas
en el país, su alma maldita y negra reclamó sangre y tributos a todos aquellos
que osaban a llevarle la contraria, el plan “Tsuki no me keikaku” había dado frutos. Las colas de mierda largas
y molestas ahora eran colas sabrosas, la escasez de insumos ahora era culpa de
una guerra económica, los asesinatos en el país eran obra de la especulación y
sentimientos injustificados de inseguridad por parte de los ciudadanos del
país, y los cortes constantes de luz eran obra de un calvo saboteador en una de
las plantas eléctricas, que tenía como hobby apretar botones aleatoriamente en
la consola de comandos “Para ver qué pasa...” según se refirió la organización
en varios informes redactados seria y concienzudamente. Las personas cegadas por su amor incondicional y absurdo hacia el
presidente difunto, y el sueño infinito de vivir en un país de las maravillas a
pesar de estarse convirtiendo en un pedazo de carne sin sentimientos ni aspiraciones, no peleaban, no luchaban, y cuando lo intentaron fallaron porque la voluntad de
Maduro y haber terminado el curso avanzado de Ingles El Nacional, habían probado
que ya no era el mismo chico que vendía tetas en los autobuses.
Nicolás Maduro finalmente se alzó
como nuevo supremo líder, y bufón por excelencia en los cumpleaños de tus
hijos, aunque nadie lo recomienda puesto que siempre se encuentran botellas de
miche vacías en el sombrero con campanitas que usa. Sus pies bien puestos en la
tierra le permiten desafiar las leyes de gramática, las leyes de la física, los
sistemas de medidas internacionales, y agarrar con una sola mano dos ñames
grandotototes. En definitiva estamos ante la presencia de un ser que va más
allá del bien y el mal, ese ser que se pasea en el crepúsculo, ese ser que
disfruta de las noches negras y los miches chimbos, y a quien según dicen, le
quedan mejor los helados de vainilla de teta. Un ser supremo, un
Kapuskicapubul, como él mismo se autodenominó en cadena nacional. Un hito en la
historia de Venezuela.
Agradecimientos y frases de
despedida:
“¡Gracias Maduro por existir!” – Uno de sus Padrastros.
“¡Me quedas debiendo esa mardito mamaguebo!” – Victor Andres, su excompañero
del metro.
“¡Ya no me quedan más cajas chamo! ¡Vete pal coño!” – Joseíto, el
dueño de la licorería donde Maduro siempre compró el miche.
“Todavía
recuerdo esa tética, mmmm riquísimo…” – Vicente, uno de los conductores de
buses en los que trabajó.
“¡Coño e la madre el Arroz!” – Cilia Flores, su esposa, contrariada
al darse cuenta de que Maduro seguía viéndose al espejo.
“¡Métete
esas botellas por el culo mariquito!” – Henry Ramos Allup, luego de
encontrar una botella de miche adulterado en su bolso.
“¡Vea nico me lo voy a meter culo arriba hijueputa! ¡Si no me dice ya
de dónde sacó esa plata!” – Doña María Moros, luego de que Maburrito le
entregara una de sus pagas completas.
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